Saturno en Escorpio / Saturno em Escorpião

Posted by NãoSouEuéaOutra | Posted in , | Posted on 12:37

Saturno en Escorpio: Dificultad a la hora de entregarse emocionalmente y miedo a ser dominado por los demás. Apego a las cosas materiales y necesidad de seguridad económica. La persona afronta sus dificultades con cierto secretismo, pero con valor y fuerza de voluntad. Cuando está bien aspectado, da a la mente una rara habilidad mecánica con una infinidad de recursos para hacer frente a las condiciones más difíciles, un coraje indomable y una paciente persistencia, ante la cual aún los problemas más dificultosos cederán el paso. De aquí que tales personas sean buenos ingenieros que no tienen precio para cualquier  empresa, pues en ellas se combina el poder de Plutón con la previsión de Saturno y son, por lo tanto, invencibles. Ganan por medio de legados, economías, y sus fortunas financieras se ven aumentadas después del matrimonio, aunque tensionado indica todo lo contrario. También indica una buena salud y una larga vida; pero cuando Saturno está tensionado en Escorpio el compañero de matrimonio puede ser pobre, lento, egoísta y dominante, y la persona está propensa a tener estas dificultades para madurar y crecer. Saturno en Escorpio es de naturaleza impaciente con las personas que no saben llevar sus cargas y casi siempre exige mucho de sí mismo y de los demás. Tiene una fuerza de voluntad tremenda y mucha energía y con tanta determinación, es difícil mantener una calma reflexiva.  Implacable, se resienten profundamente cuando se le trata injustamente o puede que pase al revés y tratan injustamente a los demás. A pesar de su fuerte impulso para el logro, su enfoque suele ser sutil y muy calculador. Lleno de fuerza de voluntad y energía, están tan decididos a cumplir sus objetivos, que es difícil para que mantengan la calma. Ellos no son del tipo que se paran para oler las rosas. Saturno en Escorpio puede ser reservado. Cuando duele, que puede ser implacable. Pueden ser astutos, resentidos, celosos, posesivos y les gusta salir vencedores en cualquier tipo de acuerdo. Saturno en Escorpio teme el rechazo emocional y ser insuficientes. Este miedo puede causar circunstancias para compensar en otros ámbitos. Este temor también puede ser su propio cumplimiento. Tienen miedo de que se aprovechan de él. Mediante el examen de sus verdaderos motivos, pueden ser capaces de superar estos miedos y romper el ciclo a través de la curación. Saturno en Escorpio mantiene sus motivaciones ocultas profundamente en su silencio.  Al revelar sus motivaciones, pueden dominar sus problemas. A menudo buscan el poder por medios encubiertos. Pueden meterse en el ocultismo. Ellos trabajan muy diligentemente para lograr el autocontrol. Apasionado e intenso, Saturno en Escorpio también pueden verse profundamente hundido en la negación. Luchando a través de sus temas les ayudará a afrontarse con su naturaleza emocional. Saturno aquí es ingenioso, pero pueden ser vengativos o retirarse. Hacen bien si aprenden a ser lo suficientemente responsables como para manejar las posesiones de los demás. Tienen que aprender a estar tranquilo, con eficacia y rigor y la retenerse emocionalmente les hará bien. Físicamente, Saturno en Escorpio puede ser acosado por los problemas en el sistema de reproducción o de los órganos de eliminación. Las obstrucciones intestinales pueden ser un problema. Con frecuencia se asocia con la energía negativa, y Saturno en Escorpio debe luchar para superarla si desean tener éxito.


En muchas ocasiones se ha descrito la progresión simbólica de la evolución del hombre desde Aries hasta Piscis. Existe una progresión similar dentro de los tres signos que pertenecen a un mismo elemento, en cuyo caso la progresión representa los niveles de desarrollo en esa esfera de conciencia en particular. El primer signo o Casa perteneciente a ese elemento es generalmente el de significado más claro y directo, y trata del desarrollo e integración de la personalidad individual. El segundo signo denota un punto de crisis ya que, en este nivel, el individuo debe integrar su propia experiencia en el grupo al que pertenece. En pocas ocasiones puede lograrse esto sin luchas, ya que esto también representa una expansión de la conciencia, de lo personal a lo universal. El tercero y último signo o casa se refiere a la unidad más amplia del grupo e infiere el propósito final del nivel de conciencia en particular simbolizado por dicho elemento. Los signos y Casas de agua también son fieles a este modelo. En la Casa IV, el hombre, como unidad aislada, es el objeto de las fuerzas y presiones emocionales del medio ambiente que van dando forma al crecimiento futuro de su personalidad. Tiene la oportunidad de construir una base en su interior para que desaparezca la proyección en las circunstancias y la seguridad emocional se convierta en una posesión permanente de su carácter. En la Casa VIII, el hombre debe adoptar su naturaleza emotiva como un canal de expresión para contactar y empezar a funcionar en las relaciones personales con los demás. El flujo de sentimientos tiene lugar ahora entre él y otro. Finalmente, en la Casa XII tiene la oportunidad de ofrecer al grupo la sabiduría que haya adquirido con sus experiencias, en beneficio del crecimiento de todos. Ya no es una unidad aislada sino una parte de una vida más amplia en evolución. Esto es una forma útil de ver las cosas que conviene recordar cuando estudiemos un Saturno en VIII ya que esta Casa es, probablemente, la peor y más malentendida de todas las Casas del horóscopo. Generalmente, se suele definir a la Casa VIII como la de la muerte física (lo cual sugiere que no tiene un valor o actividad más allá del breve momento en que abandonamos el cuerpo) o como «la del dinero que se recibe de los demás», una descripción que es un insulto para la complejidad y poder del signo y planeta asociados a esta Casa. Ambas interpretaciones no dejan de ser válidas, pero no ayudan a comprender a un Saturno en la VIII, aparte de representar una muerte en edad avanzada o la ausencia de herencias; y a menudo estas interpretaciones resultan ser erróneas. El intercambio de finanzas entre dos personas en una sociedad puede ser uno de los resultados secundarios de esta Casa, pero el significado más complejo del «dinero recibido de los demás» surge solamente cuando se comprende el significado del dinero como un símbolo de los valores emocionales. Por supuesto que la muerte pertenece a esta Casa, pero existen muchos tipos de muerte y la mayoría no son físicos; y cada muerte está inevitablemente seguida por un renacimiento ya que es únicamente la forma, y no la vida que la forma hereda, la que muere. Como Casa perteneciente al elemento agua, la VIII trata principalmente del intercambio emotivo. Como opuesta de la II, todo aquello que tiene un valor y un significado físico y que constituye la estabilidad y el mantenimiento propio se convierte en lo que tiene un valor emotivo y que constituye la estabilidad de sentimientos. En el octavo signo, Escorpio, podemos encontrar la clave de la importancia de esta Casa en asuntos como el sexo, crisis emocionales y la muerte y renacimiento de los instintos como deseos purificados. Es esta una Casa de crisis y se refiere a aquellos puntos de la vida en los que los lazos sentimentales fuerzan al hombre a percatarse de algún área vital de su naturaleza emotiva que debe ser reconocida, examinada y purificada. En este caso, el dinero se convierte en un símbolo de dependencia o libertad emocional, puesto que en nuestra sociedad compra la libertad o la esclavitud en el matrimonio, y nuestros valores sexuales están ampliamente teñidos por nuestras finanzas. Muy a menudo, en la Casa VIII, existe la manifestación de una lucha que aparenta ser estrictamente material pero cuyo origen es, en realidad, emocional. No es de extrañar que Freud atribuyera tanta importancia al dinero en los sueños y que la psicología continúe reconociendo la relación entre la generosidad y la tacañería monetaria y emotiva. Comúnmente, el individuo con planetas afligidos aquí se encontrará sujeto a una difícil situación económica, secuela de una ruptura de matrimonio o de problemas crónicos con socios que se aprovechan de él. Esto es una característica típica de un Saturno en Casa VIII. Investigando en profundidad se verá que existía una dificultad de expresión en los niveles sexual y emotivo y, para mucha gente, no existe mejor venganza que echar en cara la decepción y frustración a un insensible compañero saturniano mediante exigencias materiales. Todo esto nos lleva a un área espinosa, típica de Escorpio y la Casa VIII. Sin embargo, aunque la frase anterior puede parecer desmesuradamente dura, constituye una ironía que, en nuestra sociedad, la prostituta, que al menos es honesta con el producto que vende, sea despreciada y acabe generalmente en la cárcel, mientras que la esposa que hace fundamentalmente el mismo papel y compra su seguridad con su cuerpo sea glorificada porque la sociedad no condena esta máscara. Existen muchas mujeres que ofrecen sus favores sexuales a cambio de un lazo legal que les prometa una seguridad económica, y muchos hombres que compran dichos favores a cambio de lo que eufemísticamente se ha venido a llamar «los derechos del marido». Todavía existen muchos escombros por desenterrar en lo que se refiere a nuestra actitud actual hacia el sexo ya que nos seguimos rigiendo por los conceptos feudales de la estructura económica de la familia. A pesar de los esfuerzos de almas más iluminadas, se tardará aún toda una generación antes de que podamos comenzar a comprender que la verdadera naturaleza del sexo no tiene nada que ver con el mundo físico sino que es el reflejo de las energías emocionales y mentales, las cuales, a su vez, son el reflejo de energías aún más complejas. El dinero y el sexo son temas todavía demasiado complicados para la comprensión del hombre de la calle excepto en un sentido literal y, consecuentemente, todavía tenemos que conseguir eliminar una enorme cantidad de confusión antes de que se pueda comprender la unión alquímica de dos personas. Los tres signos y Casas de agua representan tres aspectos de la naturaleza emotiva del hombre. La Casa IV simboliza las fuerzas educativas que dan forma a la primera etapa de su vida. La VIII simboliza las fuerzas creativas y procreativas que tiene que manejar y utilizar para contactar con los demás. La XII simboliza las fuerzas disipadoras que, finalmente, rompen su sentido de separación y le abren a la vida de grupo. La Casa VIII es un campo de batalla, cuyo objetivo primordial es la comprensión y dominio de si mismo a través de una crisis constante. No existe mayor campo de batalla o estímulo para entrar en crisis que las energías que se liberan a través del acto sexual, aparentemente sólo físico. La unión que tiene lugar a nivel de sentimientos produce un flujo de energía que, durante un breve momento, «saca al hombre de sí mismo». Virtualmente, es la única situación en la que puede sentirse uno con otro ser humano. Precisamente, el aspecto sexual de la Casa VIII se refiere a esta íntima unión de sentimientos. Se produce una muerte de la conciencia individual y el nacimiento de una conciencia mutua por lo cual, en la época de la reina Isabel de Inglaterra, al acto sexual se le llamaba «la pequeña muerte». Desgraciadamente, existe mucha gente que tiene tanto miedo a la aparente vulnerabilidad emotiva inherente a esto como a la muerte misma. Lo que no saben es que la unión tiene lugar lo quieran reconocer o no y no es posible eliminar al compañero a nivel de sentimientos; sólo se puede creer que se le ha eliminado. Al considerar este punto de vista, podemos percatamos de la verdadera responsabilidad que implica la unión sexual. Esto no tiene nada que ver con la moralidad. Durante siglos nos han impartido enseñanzas morales que en absoluto nos han ayudado a comprender la verdadera naturaleza de este misterio. Las corrientes de esta enorme fuerza creativa o «poder serpentino» (cuyos antepasados podemos encontrar en la serpiente del paraíso, el ourobouros de la alquimia y la serpiente emplumada de los aztecas) pueden liberarse de otras formas que, sin embargo, pertenecen al mundo de los ocultistas y la magia, mientras que la gente común sólo conoce una: el sexo físico. Una vez puestas en movimiento, dichas corrientes ligan y alteran las almas involucradas en el acto. Todos los estados de conciencia que implican la «muerte» de la personalidad (desde los provocados por drogas hasta los éxtasis y trances religiosos de diferentes tipos) pertenecen a la Casa VIII ya que todos se refieren a la misma energía que puede separar al yo de sus vehículos. La muerte física no es más que la última en una serie de muertes que comienzan con el nacimiento. En la actualidad, seguimos comprendiendo muy poco del sexo y de la muerte. Esta ignorancia se debe especialmente a la confusión creada en la era de Piscis por la declaración de que el sexo es malo y la muerte es la entrada en el cielo o infierno eternos. Este tipo de condicionamiento está muy arraigado, ya que nos acompaña desde hace 2000 años. Incluso las mentes más liberales y de tendencia científica tienen la misma herencia colectiva de miedo, superstición y fascinación por esta área de la experiencia humana. El individuo con Saturno en Casa VIII tiene un doble peso en sus espaldas ya que no sólo debe llegar a un acuerdo con Saturno (de por sí bastante evasivo) sino que también debe descender a los dominios de Plutón si quiere encontrar el tesoro tan difícil de obtener. No obstante, y sin deseos de poetizar, podemos decir que la persona que lo logra, ha encontrado la clave de la inmortalidad. En una gran cantidad de casos con Saturno en Escorpio o en la Casa VIII, los miedos y el sentimiento de incapacidad del individuo se manifiestan en el área de la expresión sexual. Sin duda alguna, éste es un símbolo de un miedo aún mayor, pero, en este caso, el símbolo es suficientemente poderoso por sí solo como para crear un gran dolor en la vida. Sin embargo, la persona que tenga que soportarlo no se sentirá muy contenta cuando el astrólogo le cuente todo esto abiertamente. En un diálogo abierto, el tema del sexo sigue siendo tan delicado para la gente como lo era en el siglo XIX. Además, la incapacidad del hombre no es física, sino emotiva. Estamos tratando de una Casa del elemento agua, no de tierra. Saturno en VIII está a menudo ligado con la impotencia o frigidez, las cuales no son tampoco problemas físicos. El médico que intente curarlas mediante hormonas está cometiendo un grave error. La dificultad en este caso se encuentra en el miedo a la entrega, a la violación, al control del compañero y al rechazo emotivo puesto que la amenaza proviene más del intercambio psíquico que del físico. Frecuentemente, un individuo con Saturno en Casa VIII resulta afectivo y cariñoso pero, cuando se rompe la última barrera y se llega al dormitorio, se muere de vergüenza y no puede hacer nada. También puede compensar sus miedos convirtiéndose en el «amante perfecto» en un sentido estrictamente físico, bloqueando de esta forma el flujo de energía y emoción hacia su compañero de tal forma que, en cierto modo, no está presente. Por muy sutil que sea este mecanismo, puede resultar profundamente frustrante y molesto para el compañero, aunque puede suceder que ninguno de los dos se dé cuenta conscientemente. El individuo puede no ser consciente de que algo anda mal, aunque siempre se queda un poco decepcionado y nunca alcanza la satisfacción que su imaginación le hace ver posible. Hay que ser extraordinariamente honesto para enfrentarse directamente con las sutilezas de un Saturno en Casa VIII ya que, a la par que el miedo, existe la compensación excesiva que se da, en nuestra era, a un buen «funcionamiento». No es de extrañar que esta gente tenga tantos problemas de dinero durante y después del matrimonio. Fácilmente se encuentran en aprietos económicos que coinciden con la cantidad de frustración que han infligido a sus compañeros. Al igual que con todas las posiciones de Saturno, pueden darse dos extremos de comportamiento. Los efectos de la compensación excesiva pueden producir una persona abiertamente promiscua que no está realmente motivada por el placer físico pero que intenta ser «sexy» ya que vagamente se da cuenta de que le resulta difícil relacionarse emocionalmente con otra persona. He aquí otro caso en el que Saturno intenta transformar un valor emotivo en físico, con poco éxito. Este tipo de comportamiento prevalece en la actualidad debido al gran énfasis en la libertad sexual como reacción a la excesiva restricción del pasado. Los dos son los extremos del proceso natural de evolución aunque resultan desagradables ya que el miedo está presente en ambos. Es aconsejable que el astrólogo exprese con diplomacia todo lo que se refiera a un Saturno en Casa VIII, ya que, si no, la consulta puede acabar a puñetazos. Este tipo de Saturno en VIII recuerda ese hermoso verso de Shakespeare « ¡Pienso que protestáis demasiado!». Es la reminiscencia del Saturno en IV que «adora» a su familia, que tuvo una infancia «maravillosa» y que no conoció «ningún tipo de problemas» con ninguno de los padres. Por otra parte, una persona con Saturno en la VIII puede cubrir sus miedos con unas fuertes convicciones religiosas o morales particularmente intolerantes, declarando pecado todo aquello que le da miedo. En estos casos. Saturno es un partidario del celibato, aunque por razones totalmente erróneas. Desgraciadamente, al demonio no se le vence ordenándole partir. Lo único que no soporta es la luz de la conciencia. Asimismo, podemos toparnos con ese individuo excepcional, honesto consigo mismo, que comprende que hay algo dentro de él que necesita desarrollarse (como en todos los demás) y que se esfuerza no sólo en disciplinar sino en comprender su naturaleza sexual de tal forma que la pueda expresar del modo más positivo posible. No obstante, todo el mundo siente una gran fascinación por la muerte y el sexo, aunque puede estar mezclada con miedo y asco al mismo tiempo. Otra característica de los que tienen a Saturno en la VIII es que los demás les decepcionan emocionalmente y a menudo de una forma íntima y dolorosa. En estos casos podemos encontrar una clave del propósito más amplio de esta posición del planeta. Frecuentemente nos hallamos ante una carencia de contacto emotivo íntimo en la niñez y, ya que Saturno está relacionado con el padre, esta posición aparece a menudo en los Casas en que el padre muere o es frío. Generalmente, el individuo crece en un ambiente casi ausente de expresión física o en el que los problemas sexuales existentes entre los padres han cargado la atmósfera de hostilidad y miedo. Existe un eslabón entre el padre y las energías sexuales, aunque puede ser algo muy sutil. Sin embargo, la realidad no suele ser ésta, y entonces aparecen las azotainas y violencia en general. Cualquiera que sea la circunstancia, el resultado es un sentimiento de aislamiento y soledad, y la conciencia de que nadie puede compartir o eliminar las cicatrices. Saturno en la Casa VIII produce cicatrices más profundas que en cualquier otra posición, y las heridas tardan más en sanar. El aislamiento emocional con un Saturno en VIII es todavía más agudo que el de la Casa IV, ya que las necesidades emotivas son mucho más intensas y se dirigen hacia los demás. Más que la seguridad se busca una unión particularmente intensa y transformadora. El individuo suele sentir que puede renacer y alcanzar la conciencia de su naturaleza espiritual a través de otro. Obviamente, la lección a aprender con Saturno es que uno lo tiene que hacer por sí mismo. La transformación y resurrección en una conciencia más elevada, el profundo conocimiento y dominio del inconsciente deben surgir de dentro del hombre. Suele darse una fascinación por las cosas ocultas o, al menos, un interés por las profundidades de la muerte. Al utilizarlo y al descubrir la verdadera naturaleza de las energías de la creación, el individuo se convierte en un mago. Le pertenecen los secretos de poderes otorgadores de vida para su propia curación y la de los demás.


Saturno na Casa VIII

La Casa VIII es un campo de batalla, cuyo objetivo primordial es la comprensión y dominio de si mismo a través de una crisis constante. No existe mayor campo de batalla o estímulo para entrar en crisis que las energías que se liberan a través del acto sexual, aparentemente sólo físico. La unión que tiene lugar a nivel de sentimientos produce un flujo de energía que, durante un breve momento, «saca al hombre de sí mismo». Virtualmente, es la única situación en la que puede sentirse uno con otro ser humano. Precisamente, el aspecto sexual de la Casa VIII se refiere a esta íntima unión de sentimientos. Se produce una muerte de la conciencia individual y el nacimiento de una conciencia mutua por lo cual, en la época de la reina Isabel de Inglaterra, al acto sexual se le llamaba «la pequeña muerte». Desgraciadamente, existe mucha gente que tiene tanto miedo a la aparente vulnerabilidad emotiva inherente a esto como a la muerte misma. Lo que no saben es que la unión tiene lugar lo quieran reconocer o no y no es posible eliminar al compañero a nivel de sentimientos; sólo se puede creer que se le ha eliminado. Al considerar este punto de vista, podemos percatamos de la verdadera responsabilidad que implica la unión sexual. Esto no tiene nada que ver con la moralidad. Durante siglos nos han impartido enseñanzas morales que en absoluto nos han ayudado a comprender la verdadera naturaleza de este misterio. Las corrientes de esta enorme fuerza creativa o «poder serpentino» (cuyos antepasados podemos encontrar en la serpiente del paraíso, el ourobouros de la alquimia y la serpiente emplumada de los aztecas) pueden liberarse de otras formas que, sin embargo, pertenecen al mundo de los ocultistas y la magia, mientras que la gente común sólo conoce una: el sexo físico. Una vez puestas en movimiento, dichas corrientes ligan y alteran las almas involucradas en el acto. Todos los estados de conciencia que implican la «muerte» de la personalidad (desde los provocados por drogas hasta los éxtasis y trances religiosos de diferentes tipos) pertenecen a la Casa VIII ya que todos se refieren a la misma energía que puede separar al yo de sus vehículos. La muerte física no es más que la última en una serie de muertes que comienzan con el nacimiento. En la actualidad, seguimos comprendiendo muy poco del sexo y de la muerte. Esta ignorancia se debe especialmente a la confusión creada en la era de Piscis por la declaración de que el sexo es malo y la muerte es la entrada en el cielo o infierno eternos. Este tipo de condicionamiento está muy arraigado, ya que nos acompaña desde hace 2000 años. Incluso las mentes más liberales y de tendencia científica tienen la misma herencia colectiva de miedo, superstición y fascinación por esta área de la experiencia humana. El individuo con Saturno en Casa VIII tiene un doble peso en sus espaldas ya que no sólo debe llegar a un acuerdo con Saturno (de por sí bastante evasivo) sino que también debe descender a los dominios de Plutón si quiere encontrar el tesoro tan difícil de obtener. No obstante, y sin deseos de poetizar, podemos decir que la persona que lo logra, ha encontrado la clave de la inmortalidad. En una gran cantidad de casos con Saturno en Escorpio o en la Casa VIII, los miedos y el sentimiento de incapacidad del individuo se manifiestan en el área de la expresión sexual. Sin duda alguna, éste es un símbolo de un miedo aún mayor, pero, en este caso, el símbolo es suficientemente poderoso por sí solo como para crear un gran dolor en la vida.
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Bichinho Azul, conta p´ra mim quantos dedinhos e buraquinhos contou por aqui?

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